Con la ruptura entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler en 2022, también se enfrió la relación del Nobel con los hijos de la socialité. Hoy, tras conocerse la muerte del escritor a los 89 años, el foco vuelve inevitablemente sobre la familia Preysler.
El destino ha querido que este adiós coincidiera con un inesperado reencuentro familiar en casa de Isabel. Fue Ana Boyer quien compartió una imagen junto a Tamara Falcó y Julio José Iglesias en el comedor de la residencia de su madre. “Reencuentro”, escribió la abogada junto a la imagen, capturada en una luminosa estancia decorada en tonos blancos y azules.
Aunque Isabel no aparece en la foto, todo indica que actuó como anfitriona de la reunión, feliz de tener a sus hijos bajo el mismo techo. Lo que nadie imaginaba es que esta velada familiar se desarrollaría al mismo tiempo que se conocía la noticia del fallecimiento de Vargas Llosa, un golpe que, sin duda, debió conmoverlos profundamente.
Isabel Preysler y su silencio tras el fallecimiento de Mario Vargas Llosa
Los hijos del escritor, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa, anunciaban su muerte con un comunicado en redes sociales: “Con profundo dolor, hacemos público que nuestro padre, Mario Vargas Llosa, ha fallecido hoy en Lima, rodeado de su familia y en paz”. En el texto, destacaron su legado literario y la vida plena que llevó.
Por ahora, Isabel Preysler mantiene silencio. Desde su separación, ha evitado hablar públicamente del escritor, una decisión que parece mantener en este momento delicado. Tampoco se ha pronunciado ninguno de sus hijos, aunque no se descarta que puedan expresar sus condolencias en privado.
La relación de Mario Vargas Llosa con los hijos de Preysler
Durante los ocho años de relación con Isabel Preysler, Vargas Llosa fue bien recibido por sus hijos, especialmente por Tamara Falcó, con quien compartió hogar. En una entrevista en 2015, el escritor habló con cariño de ella, resaltando su espíritu optimista y su carácter afable.
Según el comunicado oficial, el último adiós al Nobel se realizará en la más estricta intimidad, cumpliendo con su voluntad. “Confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de sus amigos cercanos. Sus restos serán incinerados”, concluye el mensaje.
Una despedida discreta, marcada por el silencio de quienes también formaron parte de su vida personal y emocional.