La montaña acabó con la vida de Blanca Fernández Ochoa. El cuerpo sin vida de la ex esquiadora, de 56 años, fue hallado este miércoles tras 11 días desaparecida. El cadáver lo encontró un guardia civil que no estaba de servicio y paseaba con su perro por la zona.
Eran las 12.30 h del mediodía cuando este agente dio la voz de alarma y se informó a la familia del descubrimiento aunque ellos mantenían la esperanza de que el cuerpo no fuese el de Blanca. Tal y como informa El Mundo, los agentes la identificaron con certeza por las zapatillas de montaña.
Según las primeras sospechas de la Policía, la muerte podría no haber sido un accidente ya que el cuerpo de Blanca Fernández Ochoa no presentaba golpes graves ni heridas que indicaran que hubiese sufrido una caída, tal y como informa el medio anteriormente citado.
Además fuentes policiales confirman al diario ABC que junto al cuerpo de la ex esquiadora había frascos de medicamentos y una botella de vino, si bien se desconoce si era suya. Se están analizando las huellas de la botella para comprobar si era de ella.
En el interior de la mochila que portaba llevaba pastillas de litio, una sustancia que se utiliza para el trastorno bipolar que padecía. Hasta que no se realicen realicen las pruebas toxicológicas no se sabrá si las ingirió o no.
Piden mucha cautela en las informaciones ya que el cadáver se encontraba en un estado de putrefacción y serán los resultados de la autopsia los que determinen la causa de la muerte. Lo que sí tienen claro desde un principio, por el estado del cadáver, es que la exquiadora llevaría muerta entre 7 y 10 días.