El pasado lunes 19 de agosto, Jorge Javier Vázquez sorprendió a todos al hacer una confesión muy personal sobre un grave problema de salud que enfrentó en 2019. El presentador reveló que sufrió una hemorragia subaracnoidea de origen aneurismático, lo que lo llevó a ser operado de urgencia en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela de Madrid.
Tras escuchar la historia de un joven invitado que, tras sufrir un infarto, tenía dificultades para mantener relaciones con su pareja, Jorge empatizó con él y compartió lo que le preguntó a su médico durante su propia enfermedad hace cinco años: «Cuando me dio el ictus, le pregunté al médico si podría tener sexo, como si alguna vez lo hiciera porque me cuesta mucho», comentó entre risas el licenciado en Filología Hispánica.
Con su característico sentido del humor, Jorge continuó: «Pero como mi vida es como la Ley de Murphy, pensé que en el peor momento podría necesitar saberlo, así que pregunté por si acaso. El médico me respondió algo que me inquietó muchísimo: ‘que sí, pero normal’. ¿Qué significa ‘normal’?», relató entre carcajadas. A pesar de la situación, Vázquez confesó que no estaba demasiado preocupado, ya que, según sus propias palabras, su vida sexual es bastante escasa: «Menos mal que no tengo ninguna vida sexual», añadió con su habitual tono jocoso.
El ictus de Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier compartió cómo vivió aquel difícil momento y cómo se dio cuenta de que algo grave le estaba ocurriendo. Todo comenzó un martes, cuando sintió un dolor de cabeza que atribuyó al cansancio, esperando que mejorara al día siguiente. Sin embargo, esa noche el dolor se intensificó hasta volverse insoportable. A pesar de estar mal durante una de sus galas en Telecinco, el presentador decidió que tal vez el dolor se aliviaría con descanso. No fue hasta el fin de semana cuando, finalmente, decidió acudir a urgencias.
«Me despierto el sábado sobre las seis de la mañana. Qué mala hora para que te asalten los pensamientos negativos. Pienso en el tumor que mató a mi padre y a su tía. Y lo que más me inquieta no es mi muerte, si no en cómo contárselo a mi madre. Imagino qué haría si me dijeran que me queda poco tiempo de vida y concluyo que no me daría por tirarme a las calles y quemarlas», contó Jorge, que por fin decidió ir a urgencias.
«Calman mi dolor y me hacen un escáner. Ven una manchita en el cerebro que puede ser un problema vascular congénito. Pregunto por lo del tumor. Lo descartan. Qué alivio. Me recomiendan hacerme una resonancia para descartar cualquier problema importante, pero los sábados no las hacen y tengo que quedarme ingresado para estar controlado», añadió sobre el momento de quedarse en el hospital.
Tras realizarle varias pruebas, los médicos descubrieron que la situación era grave y que debía ser operado de urgencia. «Con el cateterismo, disfruté menos de la sedación de lo que esperaba. Pensé que sería como otras veces, pero me quedé a medio camino, tanto que incluso me llegué a aburrir. Sin embargo, el aburrimiento desapareció en cuanto terminó la prueba, y en el mismo quirófano, el doctor me informó de algo muy serio: un aneurisma congénito que había provocado una pequeña hemorragia. Afortunadamente, fue leve; podría haber sido mucho peor», reveló Jorge. El resto es historia.